martes, 24 de junio de 2014

ME GUSTA... NO ME GUSTA

 










    Las tardes de verano contemplando tus ojos despreocupados, una cerveza bien fría (que al beberla me haga soltar lágrimas como puños), la lealtad, el olor de la tierra mojada, los paseos sin destino y las charlas sin dirección determinada, contarte mi día mientras nos tomamos esa cerveza helada, Tom Waits, tocar la guitarra, escucharte embobado mientras cantas una de Mina, escribir sobre ello, que me cojas de la mano, una siesta dormitando al son de las canciones de Durutti Column, volver a ver en Navidad “Qué bello es vivir”, un domingo por La Latina y Madrid a pesar de todo, sonreír, el cielo gris, la canción “Ánimo valiente” de León Benavente, los ochenta y esa sensación de nostalgia que me traen los recuerdos, los bares de siempre con sus gentes de ahora, el bullicio, las erecciones matutinas, su levedad y escribir sobre ello, Elvis Costello, volver a tocar la guitarra, siempre volver a tocar la guitarra, tu franqueza que me tiene despierto, alerta y tus ojos serenos cuando no sabes que te observo.



 

          Las salas de espera y los largos pasillos de los hospitales, cortarme el pelo, los chulos de piscina, el regaetton, el humo negro de los tubos de escape, enfadarme contigo y discutir en círculos concéntricos, la euforia, que te sueltes de mi mano, las películas de terror, esas pesadillas en las que nunca logras llegar a tu destino, perderme en la multitud, la radio fórmula, los libros de autoayuda, cortar cebolla, hacer abdominales, la tacañería, esperar mientras te arreglas, los discos de Manolo García después de dejar El Último de la Fila, que me pidan que toque canciones de Manolo García, que se me rompa una cuerda de la guitarra, poner las cuerdas a la guitarra, que no me hables, los bares sin gente, los jefes ociosos, tu franqueza que me tiene despierto, alerta y tus ojos clavados en los míos cuando te decepciono.